Media Montaña. Castillo Mayor. 6 de Mayo. Crónica.

Un domingo de primeros de mayo, a eso de las 4 de la tarde y “Madame Caravanne” disfruta apaciblemente, sentada en su silla plegable. El sol la reconforta, el río Ara fluye vigoroso a sus pies. La compañía de su perro Fufú y una novela que ojea a ratos la distrae. Desde luego es un rincón de lo más agradable, Puyarruego y sus pozas reconfortan el ánimo. Aunque desde hace unos minutos, ya no lo tiene tan claro. A pocos pasos unos animados y escandalosos montañeros han aparecido súbitamente, desplegando mantel, y viandas. Madamme Caravanne los observa a la francesa, es decir de manera indiferentemente, la fiesta no va con ella: unos van directos a mojarse los pies, otros engullen bocadillos, y el más veterano se le ha posicionado a un metro escaso, bota de vino en ristre. Parecen simpáticos, y más vale que se den prisa, razona; porque el cielo se ha cerrado, y pronto lloverá fuerte. Prosigue con la novela, pero no se concentra, y es que, se pregunta, y esta pandilla de ruidosos impresentables, de donde han salido, como han hecho para acabar en Puyarruego con lo tranquila que estaba yo… no tenían otra cosa que hacer…en fin.

Más temprano y no muy lejos de ahí, pero si mucho más alto, un buitre leonado toma la térmica ascendente de Escuain, que lo conduce hacia los murallones del Castillo Mayor. Con un poco de suerte, piensa la carroñera, alguna de las ovejas que llevan pastando desde hace varios días entre Las Suertes y La Plan ha tenido algún percance y se pone a tiro… Entonces algo llama poderosamente su atención, unos montañeros posan sonriendo delante de un móvil, a unos pasos de la cornisa. Están cansados y sudados, y aún no han hecho cima, pero se les ve contentos, comentan que están ya cerca y que la vista del valle del Cinca es soberbia, y unas cuantas batallitas más, les vuelve a echar un vistazo a ver si hay entre ellos algún dominguero despistado al que se le cae algo de bocata, pero no hay suerte, parece que ni despistados ni torpes, ya que al poco prosiguen voluntariosos su marcha a pie hacia el hito geodésico que marca la cima de Castillo Mayor.

Más tarde a eso de la una de la tarde, llegamos a la cima del Castillo Mayor. Un espectacular mirador de la comarca del Sobrarbe, el nombre está bien elegido, espectaculares paredes de roca parecen formar una muralla natural circular.

El madrugón ha merecido la pena, a las 7 saliendo de Zaragoza, a las 9 un café en Turmo, Labuerda. (Brutales los huevos fritos con jamón. N. del Autor). Una hora más tarde enfilando monte arriba.

Atención no despistarse y pasarse la Fuen Sala. Senda despejada y limpia, muy marcada, con posibles variantes para hacer y descender la cima. La rodeamos en dos diagonales al subir y para descender enfilaremos directos hacia la senda de retorno. En cualquier caso extremar precaución al atravesar el terreno rocoso, porque aunque de muy buen agarre presenta profundas grietas. Un rebaño de ovejas pastaba indiferente a nuestra progresión. Reseñar que nos cruzamos con más senderistas durante la jornada y que hay espacio para aparcar varios vehículos (4 o 5) si se hace de forma ordenada, ya sea en Fuen Sala o en el desvío a Bestué.

Lo mismo pero resumido sobre plano.

N. Del Autor. 2. Si alguien mira el calendario en papel, observará y podrá objetar que estaba previsto hacer otra cima y en otra fecha. Bueno, problemas de agenda y las condiciones del monte obligaron a buscar una alternativa sobre la marcha y como al final lo importante era compartir monte con los amigos, la cima era lo de menos. Además así uno ya se compromete para el año que viene tratar, esta vez sí, de hacer el Castillo de Acher 🙂

1 Comment

  1. AsCimas el 8 de mayo de 2018 a las 14:12

    Compromiso aceptadoooooo…….

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